“Todos tenemos un rol dentro del ciclo del medio ambiente. La paraba barba azul, en ese rompecabezas que es la biodiversidad o los ecosistemas de una zona, cumple una función específica dentro del área. Se dice que son los jardineros del bosque, pues van sembrando semillas en diferentes áreas. Es un dispersor principal de las semillas de las palmeras de motacú y totaí, y juega un papel clave en cómo estarán conformados los bosques”, destaca Mauricio Herrera, biólogo y coordinador del Programa para la Conservación de la Paraba Barba Azul.
Ara glaucogularis o Paraba Barba Azul es endémica de Bolivia, habita en los llanos de Moxos en el Beni, está catalogada como especie en Peligro Crítico, se estimaba que había entre 312 y 455 individuos. Las amenazas principales van desde la pérdida de hábitat por la expansión de la ganadería y agricultura, el tráfico ilegal y el uso de sus plumas en tocados para danzas tradicionales, aunque esta última se ha frenado obligando al uso de plumas artificiales.
La especie fue identificada en vida silvestre en 1993. Su hábitat está asociado a las sabanas estacionalmente inundadas del Beni, compuestas por pastizales y pequeñas islas de bosques, principalmente dominadas por las palmeras motacú y totaí. Estas áreas enfrentan amenazas como sobrepastoreo, incendios estacionales y la expansión de cultivos como la soya.
Herrera destaca que, en las últimas dos décadas, se han logrado avances significativos en su conservación. Se han adquirido áreas de conservación, como estancias ganaderas convertidas en reservas, donde habita esta especie. Por ejemplo, el Parque Laney Rickman y la zona de Loreto son fundamentales para su protección. “Las sabanas benianas son únicas y estos espacios abiertos son esenciales para su reproducción. No habita en montes densos ni selvas, sino en áreas abiertas”, detalla.
Un componente clave de la conservación ha sido el Programa de Cajas Nidos, iniciado en 2005. En 2024, se registraron 24 nuevos pichones, lo que refleja el impacto positivo de estas estrategias. “A todos los pichones que nacen en los nidos se les coloca una anilla para facilitar su monitoreo”, explica el biólogo.
En Bolivia, tres instituciones lideran el esfuerzo de conservación: Aves Bolivianas, Loro Parque Fundación y el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. También hay otras iniciativa como las de la Asociación Armonía y otras ONG que colaboran en este trabajo de conservación.
Es lamentable, pero varios de los esfuerzos están relacionados en la prevención de incendios. “Este año, en coordinación con el municipio y los vecinos, logramos evitar que el fuego ingresara al área protegida del Gran Moxos”, destaca Herrera.
También se busca involucrar a las comunidades locales. “Estamos capacitando para que las personas entiendan que la conservación puede ir de la mano con la producción sostenible, como la ganadería y la lechería, sin afectar el medio ambiente”. Los ganaderos, cuyo trabajo está ligado al hábitat de la paraba, son aliados clave en este esfuerzo.
“Yo soy partícipe de que quien no conoce, no valora. Debemos aprender más sobre nuestro medio ambiente y cómo convivir con la naturaleza de manera sostenible. La paraba barba azul nos enseña que todos tenemos un rol en la biodiversidad, y su conservación es un esfuerzo que debe involucrar a todos los actores”, enfatiza Herrera.
La visita a la Estación Biológica Tres Estrellas - Loro Parque Fundación, en Loreto está dirigida sólo a investigadores y estudiantes, voluntarios que deben cumplir con requisitos administrativos para trabajar en esta zona. El turismo se puede realizar, pero en lugares aledaños y en coordinación con empresas turísticas. “La Paraba Barba Azul viene a dormir en esta zona”, subraya Herrera. La seguridad de un buen descanso para los jardineros que salen temprano a realizar su trabajo para mantener el bosque en el Beni.
El 22 de febrero de 2017 se promulgó la Ley Municipal que declara el Parque Municipal y Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) Gran Mojos, con una extensión aproximada de 580.000 hectáreas. De esta área, cerca de 85.000 hectáreas corresponden a la categoría de Parque Municipal (PM), mientras que el resto pertenece al Área Natural de Manejo Integrado (ANMI).
Este espacio es único porque permite proteger importantes ecosistemas de humedales y sabanas, contribuyendo a la preservación de especies de valor excepcional, muchas de ellas amenazadas, endémicas o representativas de la región, como el bufeo (Inia boliviensis), el jaguar o tigre (Panthera onca) y la Paraba Barba Azul, esta última declarada Patrimonio Municipal del Municipio de Loreto.
CRÉDITOS
Svetlana Salvatierra. La Paz.
Fotografías: Gabriela Villanueva (foto principal) y Miguel Aponte.