Los glaciares de Bolivia, joyas milenarias de los Andes tropicales, están desapareciendo. En menos de medio siglo, Bolivia ha perdido más de la mitad de su superficie glaciar, una transformación silenciosa pero devastadora que amenaza ecosistemas, fuentes de agua, tradiciones y formas de vida.
Frente a esta emergencia climática, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) organizó el ciclo de conferencias "Desde la Cordillera Real de los Andes, diálogo con los glaciares del planeta", que reunió a expertos nacionales e internacionales para reflexionar sobre esta crisis y sus múltiples dimensiones.
Según estudios recientes, se presentaron estas cifras de la perdida de glaciares entre 1975 y 2024:
La Cordillera de Apolobamba ha perdido el 62% de su superficie glaciar.
La Cordillera Real y Tres Cruces, el 59%.
La Cordillera Occidental (Sajama), el 46%.
En total, Bolivia ha perdido un 57% de sus glaciares, que retroceden a un ritmo de 23 metros por año. Hoy solo quedan 237 km² de superficie glaciar en el país. De continuar la tendencia, Bolivia podría perder sus glaciares en menos de dos décadas. El fenómeno de El Niño y el calentamiento global agravan la situación, acelerando el deshielo a niveles nunca antes registrados.
Durante el evento realizado en la UMSA, la rectora María Eugenia García Moreno, subrayó el papel clave de las universidades en la generación y difusión de conocimiento científico. “Los glaciares no son solo hielo: son reguladores del clima, fuentes de agua, marcadores culturales y señales de alarma del planeta”, afirmó.
Participaron también el Dr. Ekkehard Jordan (Alemania), el Dr. Rafael Ribeiro (Brasil) y el Dr. Edson Ramírez, del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la UMSA. Las ponencias coincidieron en un diagnóstico claro: la desaparición de los glaciares es inminente si no se toman medidas urgentes desde el Estado, la academia y la sociedad civil.
La pérdida de glaciares no solo amenaza el medioambiente, sino también el turismo de montaña, que ha florecido en lugares como:
Chacaltaya, que hasta 2009 ofrecía la pista de esquí más alta del mundo, hoy es solo un mirador sin hielo.
Huayna Potosí, que aún atrae montañistas, pero sufre una disminución progresiva de hielo.
Charquini, donde la laguna esmeralda, formada por el deshielo de los últimos años, ha capturado la atención de miles de turistas. La falta de regulación amenaza su conservación.
La presencia masiva de visitantes, la basura que dejan algunos de ellos y la ausencia de políticas sostenibles han convertido estos espacios en zonas vulnerables, afectando ecosistemas de alta montaña ya de por sí frágiles.
Un ejemplo: las siguientes fotografías que acompañan el artículo en Wikipedia muestran los cambios que ha sufrido el Huayna Potosí, La fotografía fue tomada en noviembre de 2007 y la segunda en enero de 2016. La situación es preocupante.
Los estudios y estimaciones advierten que la desaparición de los glaciares traerá consecuencias graves: disminución del acceso al agua en ciudades como La Paz, afectación a la agricultura y pérdida de biodiversidad. También se perderán símbolos culturales y espirituales profundamente arraigados en las comunidades andinas.
El evento de la UMSA es un llamado de alerta y también de esperanza. La universidad, como espacio de diálogo y conocimiento, promueve el debate y la acción urgente frente al cambio climático. El mensaje es proteger los glaciares bolivianos es proteger nuestra vida, nuestra historia y nuestro futuro.
UNESCO: "Las Naciones Unidas declararon 2025 Año Internacional de la Conservación de los Glaciares, acompañado de la proclamación del 21 de marzo de cada año como Día Mundial de los Glaciares a partir de 2025. Se trata de una oportunidad para sensibilizar a la opinión pública mundial sobre el papel fundamental de los glaciares, la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo hidrológico, así como sobre las repercusiones económicas, sociales y medioambientales de los cambios inminentes en la criosfera de la Tierra".
CRÉDITOS
Redacción: La Paz.
Fotografías: Ministerio de Medio Ambiente, Wikipedia.