Sargatá es la exposición que Sharon Pérez Sillerico presentó en Altamira Galería este diciembre. Inspirada en el libro “Los diarios de Adán y Eva” de Mark Twain, construye una Eva desde su propia perspectiva: “Esta vez desde la forma como yo pintaría a Eva: una Eva afro, una Eva negra”. Esta exposición refleja un nuevo inicio en su carrera, donde decide abordar temas más amplios que van más allá de la cultura afroboliviana.
“Me gustó tanto el libro que decidí convertirlo en exposición. Esta exposición se llama Sargatá, que significa comenzar o inicio”, comenta Sharon. El contexto del libro le permitió explorar temas como la convivencia de Eva con la naturaleza y su capacidad de poner nombres a objetos y especies. En los cuadros expuestos abundan las flores, el dorado y los colores vibrantes. “Si las flores pudieran hablar, dirían cosas hermosas”, enfatiza. En la instalación que acompaña su exposición, flores colgando con papeles con frases del libro, se acerca de otra forma al público y le permite conocer sus reacciones y opiniones.
“Sharon Pérez decide recrear este momento, para deleite nuestro, manzana y serpiente incluidas, olvidando -deliberadamente, suponemos- retratar a Adán. Hasta ahí todo circula por los cauces naturales, pero es cuando se ocupa de Eva que el tema adquiere un tinte -nunca más a medida el término- pues la artista la representa negra. Y en ese momento nos preguntamos ¿tenía que ser una artista afroboliviana la que nos traiga una Eva negra?, ¿a nadie en nuestro país se le ocurrió hacerlo antes?, ¿ni pintores blancos ni pintoras blancas? Todo hace ver que no, que Pérez asume, desde su activismo, una relectura al mismísimo Génesis. ¿Importa que sea en soportes diferentes y con materiales reusados? De momento no, hoy nos toca pensar -gracias a la artista- en nuestra “primera madre” como una mujer de color (volvió a mí la corrección política)”, comenta Ariel Mustafá, galerista de Altamira.
Nació en 1989. Sharon es artista plástica, diseñadora gráfica y afrodescendiente. Su padre, Miguel Pérez Vásquez, es afrodescendiente de la localidad de Chicaloma, y su madre, Silvia Sillerico, es paceña. Se graduó en Artes Plásticas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y cuenta con un Diplomado en Curaduría de Arte de la Universidad Nuestra Señora de La Paz, además de participar en destacadas exposiciones internacionales. “Como artista, oficialmente mi primera exposición individual fue el 2015. Durante estos casi 10 años, lo que estoy haciendo es hablar sobre la identidad de la cultura afroboliviana”, expresa.
En cada uno de sus proyectos, Sharon ha abordado fragmentos de la historia afroboliviana: la construcción del trenzado del cabello, la ascendencia o cómo reconocerse como afroboliviano. Sin embargo, con SARGATÁ, decidió tomarse la libertad de explorar otras temáticas. Los materiales que utiliza son clave en su obra: “El pastel y el acrílico son las pinturas que combinan casi de forma natural en mis proyectos. Pinto las luces en un fondo negro. También me gusta resignificar el metal, que en su momento se utilizó durante la esclavitud, para ahora usarlo como soporte para retratar la imagen afroboliviana, particularmente a mujeres”.
El uso de materiales como madera y metal es fundamental en su trabajo. “El uso de la madera y el metal ensarrado surgió por la historia que contiene el objeto, como la memoria que te permite recordar a la tía o al abuelo”. Sharon comenzó a experimentar con estos materiales cuando presentó una puerta de madera como propuesta en el concurso Pedro Domingo Murillo.
Para la artista, “es importante cambiar un poco la imagen que se tiene de lo afro. Cuando uno habla de la mujer afro, siempre es sobre lo exótico o lo sexual. Yo quiero mostrar la fuerza que hay en las tías de la comunidad y crear espejos para que otros se reconozcan”. También busca desafiar estereotipos: “Uno dice lo afro y piensa en saya, pero no somos solo eso. Por eso en cada exposición aprovecho para abordar otros espacios. Por ejemplo, el título de todas las obras está en la lengua afroboliviana, porque hay una intención de que se la conozca”.
Reflexiona sobre su trayectoria: “Alguna vez me han cuestionado si hago obras con temática afro porque está de moda. Para mí, cada exposición y cada obra es un paso más en construir mi identidad. No imaginé que se convertiría en un proyecto de vida. Afortunadamente, esto me ha permitido recorrer espacios, conocer gente y generar ese impacto de crear espejos donde uno pueda reconocerse”.
“Siempre me llama mucho la atención la reacción del público. Ando espiando la exposición, escucho lo que comentan y no me presento necesariamente como artista”, comparte. En una de sus primeras exposiciones, escuchó el comentario: '¿Y desde cuándo hay negros en una galería?'. Al presentarse, el discurso cambió: 'Pero qué linda propuesta, nos parece hermoso', le dijeron. Para Sharon Pérez, estas experiencias son parte de un proceso de educación y reconocimiento.
CRÉDITOS
Svetlana Salvatierra. Periodista. La Paz.
Fotografías: Ruta 1825.