En los últimos ocho años, Altamira Galería se consolida como el espacio de referencia en el arte en Bolivia, aportando al movimiento cultural del país y turístico en La Paz. Con más de 110 exposiciones de unos 30 artistas nacionales, Ariel Mustafá y Daniela Espinoza, consideran que hay un gran trabajo artístico en Bolivia cuyo mercado crece activamente y atrae cada vez más a coleccionistas más jóvenes.

"En realidad nunca hemos sido tan originales en eso, pero pasa el tiempo y te das cuenta de su significado. Cuando pensamos en un nombre para la galería, queríamos algo que evocara historia y arte, como el sitio de Altamira, que representa uno de los primeros espacios donde el ser humano dejó su huella artística. En esencia, Altamira refleja la idea de un lugar donde las personas, a través de sus obras, dejan una marca, al igual que los artistas prehistóricos lo hicieron en las paredes de las cuevas. Aunque hemos cambiado los materiales y los espacios, el concepto sigue siendo el mismo”, detalla Ariel Mustafá, galerista y fundador de Altamira Galería.

Altamira Galería se inauguró en junio de 2016. La historia de este espacio para el arte data de mucho tiempo atrás. Tuvo una primera etapa que inició en 2010 con tres socios, después de tres años, la galería cerró temporalmente. Hoy cuenta con una moderna galería ubicada en San Miguel, en la zona sur de La Paz. 

“En 2016 decidí involucrarme en este proyecto con un socio minoritario, y desde entonces hemos dedicado estos ocho años y medio al comercio del arte en Bolivia. Sumando ambas etapas, son 15 años de actividad en este sector”, destaca con entusiasmo Mustafá quien dirige Altamira junto a Daniela Espinoza, Una pareja de galeristas apasionados por cada detalle para que toda exposición muestre el concepto que ofrece cada artista.

Arte y mercado, una relación necesaria. Suena un poco frío hablar de comercio del arte, sin embargo, Mustafá apunta que “es crucial hablar del aspecto económico en el arte, especialmente en Bolivia. Sin los recursos económicos, los artistas no podrían seguir produciendo".

Y subraya que, en Bolivia, como en cualquier otra parte del mundo, el mercado del arte es pequeño, pero vital. Aunque Ariel y Daniela prefieren el término "galeristas" en lugar de "comerciantes de arte" saben que al final ambos conceptos reflejan la realidad de su trabajo porque el arte es también parte de los procesos del mercado.

El artista también tiene que vender su obra.
El arte y el mercado no deberían estar separados. La idea es que el arte se convierta en parte de la vida cotidiana y para eso es necesario que haya compradores. “El espacio que hemos creado está diseñado para acercar al artista al público comprador. La galería está abierta a todo el mundo para apreciar, conocer, disfrutar. Creemos en la importancia de que las personas puedan adquirir arte, ya sea para disfrutar estéticamente o para construir una colección", expresa Mustafá.

“Nosotros creemos en el mercado del arte, creemos que hay compradores de arte, y estamos aquí a tiempo completo, porque hay un gran trabajo artístico en el país. Creemos que las artes plásticas en este país son fundamentales, como desarrollo del país, como muestra de lo que pasa”, precisa Mustafá.

Y es un mercado en crecimiento. Desde 2016, han realizado 110 exposiciones y 17 subastas de arte. En estos ocho años, vendieron más de 4000 cuadros. La base de clientes de Altamira se amplió a unas 700 coleccionistas que suelen adquirir obras de forma continua. Esto muestra un crecimiento estable y serio del mercado de arte en Bolivia, precisa Daniela Espinoza.

Además, la pandemia despertó en muchos el interés por el arte en sus hogares, lo cual sigue impulsando la demanda. La pandemia mostró que vivir rodeados de arte puede transformar los espacios y hacernos sentir acompañados, acentuó Mustafá.

Si antes quienes adquirían obras de arte eran personas mayores ahora los clientes de Altamira están en un rango de 37 años digamos. Es un mercado activo, pero terriblemente exigente, señala Espinoza.

Consideran que el Bicentenario de Bolivia es un hito que representa una oportunidad de reafirmar la identidad cultural. Más allá de la economía y la política, el arte es el reflejo de la cultura. 

A medida que se acerca el 2025, el trabajo de Altamira se centra en enriquecer la oferta cultural de La Paz y dar visibilidad a los artistas nacionales. Ser parte de la evolución cultural y contribuir a que La Paz sea un referente artístico en Bolivia es uno de nuestros objetivos a largo plazo.

“En nuestra labor como galeristas, durante la pandemia, trabajamos en un libro titulado Arte Contemporáneo en Bolivia y hace poso presentamos el libro de Mario Conde.  Estamos enfocados en materializar, en crear un soporte bibliográfico para futuras generaciones”, destaca la galerista.

"No solo exhibimos la obra de los artistas; también buscamos crear una referencia documental que perdure más allá de nosotros y de los propios artistas. Estamos haciendo un trabajo más integral como galeristas y eso nos enorgullece”, enfatiza Mustafá.

CRÉDITO
Escrito por: Svetlana Salvatierra, periodista. La Paz.
Fotografías: Ruta 1825 y Altamira Galería.
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