¿Sabías que los polinizadores contribuyen directamente a la seguridad alimentaria y que polinizan el 75% de las cosechas del mundo? Y, como sucede con tantas contradicciones nuestras, desde hace mucho la actividad humana las está poniendo en peligro. Sin embargo, hay cosas que aún podemos hacer para contrarrestar las amenazas, una de ellas es apoyar a este valioso emprendimiento llamado Melimel, que se dedica a la apicultura sostenible.
Melimel es una de esas iniciativas que nos inspiran a ser mejores y ofrecen a las organizaciones y personas la posibilidad de realizar una buena acción, de forma sencilla y a la vez, efectiva. Es por eso que este año soy la orgullosa mamá adoptiva de unas colmenas, que me proveerán miel pura y sin procesos industriales, pero lo que realmente importa, es que me dan la alegría de colaborar con la preservación de las abejas e, indirectamente, con la cadena virtuosa de comercio justo y sostenible que Melimel ha creado en su entorno con los productores locales que le proveen de los insumos para su producción.
Melimel, de la mano de Pamela Requena, ha creado el ApiClub, un espacio de encuentro y aprendizaje, en el que apicultores intercambian conocimientos para perfeccionarlos y así mejorar técnicas y la calidad de los productos, pero sobre todo para «acercar al mundo al universo de las abejas, para protegerlas y respetarlas». Pamela sostiene que la apicultura es más que producir y consumir miel, es establecer una conexión con seres que cuidan la naturaleza sin pedir nada a cambio, cuya labor es fascinante y de las cuales tenemos mucho que aprender.
«ApiClub representa un pacto colaborativo con la Pachamama. Es un espacio donde se comparten enseñanzas y técnicas para permitir que todos los apicultores, ya sean aficionados o expertos, crezcan. Sin embargo, este crecimiento no se trata de construir un negocio despiadado donde se perjudique a las abejas, sino de un crecimiento basado en la comunidad y la protección del medio ambiente. Unirse a ApiClub implica comprender juntos la honestidad y los valores éticos de la apicultura.»
Cada vez hay más predisposición de las y los ciudadanos a conocer lo que hacen las marcas en términos de impacto, así como la mayor apertura a establecer relaciones de confianza con ellas se relaciona directamente con su grado de coherencia individual. Por lo tanto, cuando las empresas se plantean su estrategia de marca y piensan en la fidelidad, conciencia, experiencia, etc. podrían integrar una dimensión adicional, algo que vaya más allá de lo que ya conocemos y encontrar maneras de generar una conexión emocional profunda con sus clientes.
Hacer la milla extra, entregar algo que nadie ha pedido, podría consistir en aportar valor a la comunidad. Creo que una dimensión adicional del valor de marca está en el bien común y no desde la perspectiva de la responsabilidad social o el mecenazgo. Es ir más allá y Melimel es un buen ejemplo para analizar y conversar sobre nuevas maneras de pensar en estrategias de comunicación y marca.
ISABEL NAVIA
Periodista y Consultora en Comunicación